De fábulas y otros cuentos sobre bichitos

"Érase una vez una familia de bichitos que vivía felizmente en un pequeño agujero en el suelo. Todos eran huérfanos, y nadie les había hablado de las normas socialmente impuestas. Estaba compuesta por una hormiga, una araña, una mariposa, un saltamontes, una abejita, una cucaracha, una drosófila, una mariquita, una oruga,una mantis, una avispa y un mosquito. Como vecinos tenían a una gran comunidad de gusanos, que, desgraciadamente, no tenían suficiente cerebro (puesto que no puede caber en un organismo tan rematadamente simple) como para tomarlos en serio, y que dedicaban su tiempo a arrastrarse por la tierra y a reírse de los extraños viajeros que recorrían el camino cercano.

Un buen día, la cucaracha, aburrida, abrió la boca. Todos sabemos que nunca, nunca hay que escuchar a las cucarachas, pues todas sus palabras son venenosas, embaucan a quienes las prestan atención, deslumbrándoles con sus hermosas mentiras. La abejita y la hormiga no tenían tiempo de escucharla, porque era Primavera y andaban muy atareadas preparándose para el duro Invierno, pero la drosófila, la avispa y la mantis no pudieron evitar hacerlo. Cuando la mariquita, la oruga, la araña, la mariposita el saltamontes y el mosquito volvieron a casa, se encontraron con que ya no eran bien recibidos en su propio hogar, y tristemente, discutieron con sus amigos.A pesar de que la abejita y la hormiga no se hallaban bajo el hechizo de la cucaracha, se pusieron de su parte, pues tenían una idea exacta de qué estaba pasando. Después de eso, y viendo que no podían hacer nada para desterrar las ponzoñosas palabras de la cucaracha, los seis amigos se marcharon, y construyeron un nuevo hogar en un agujero más grande. Pero no creáis que la historia acaba mal. Sí, los bichitos habían tenido que marcharse, pero se habían dado cuenta de que el resto no merecía le pena, pues no habían sido capaces de hacer oidos sordos a las palabras de la terrible cucaracha.

¿Y cuál, os preguntaréis, es la moraleja de esta historia? Hay que saber hacer oídos sordos a lo que las pequeñas cucarachas que tenemos rondando a nuestro alrededor nos digan."