En fin, sé que hace siglos que no actualizo y tal, pero juro que he decidido dedicarle más tiempo al blog (y a ver si ponemos el otro proyecto en marcha de una puñetera vez...).
Esta entrada va a tratar sobre ese fiel compañero que nos saca siempre de los más serios aprietos: el imperdible.
Porque a ver, ¿a quién no ha sacado de algún apuro este alegre accesorio? Sujetar pantalones, pendientes y collares, bolsos, vestidos (las mujeres me entenderéis)... Por no hablar de su obvia utilidad en los roles en vivo. ¿Quién no ha arreglado parte de atrezo con imperdibles? (Otro día hablaremos de la cinta de doble cara...).
Por no hablar de sus aplicaciones a la ciencia y a la tortura de tus enemigos... En esto creo que no hace falta que profundicemos, la mayoría habéis hablado conmigo y podéis haceros una idea bastante amplia, espero. (Y si no, malditos todos, os veré en el Infierno!)
Además, si realmente fuese productivo, el imperdible podría unificar a todas las tribus urbanas. Excepto a los emos, porque a esos nadie les quiere unificándose con el resto... Si bien es cierto que los que más uso hacen de este gran invento son los punks, nadie, ni siquiera un pijo, puede decir que nunca ha usado un imperdible.
Planteémonos ahora lo hadavilloso de su nombre. Imperdible. Lo dice todo! Y además es fácil y sencillo de recordar. No sé, tiene gancho ^^.
Resumiendo, no sé qué sería de este mundo sin imperdibles.
lunes, 22 de diciembre de 2008
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